INSTRUCCIONES PARA VOLVER A LA INFANCIA (II)

Cuentan los pocos escritos de la época de las migraciones al Hemisferio Sur, que existe una fórmula para volver a la infancia. Cuentan los más sabios del lugar que todo empezó en 1783, con aquel viajante parisino que completaba la ruta del Marfil año tras año.

Un buen día después de afeitarse en el hotel de Namibia en el que siempre se hospedaba, al destapar el tapón del lavabo observó como el agua desparecía en un remolino de manera distinta a la habitual. Repitió el experimento una y otra vez. El agua giraba en contra de las agujas del reloj. Consultó la hora y vio como sus agujas también iban hacia atrás. La melodía también había cambiado, ya no era un tic toc. Ahora era un toc tic. Era una señal.

Ansioso por el devenir de los hechos se miró en el espejo. Algo insólito le ocurría. Le empezó a crecer el pelo, desaparecer la barriga. Se puso a chapotear con el agua. Llamó a la recepción para que le subiesen treinta tartas de chocolate y nata. Se puso a saltar en la cama y a hacer una guerra de almohadas contra la escultura que le miraba asombrada. Antes de que el chico le subiese su goloso encargo cayó rendido en la cama. Tenía sueño. Estaba muy cansado. De pronto empezó a llorar. Echaba muchísimo de menos a su mamá.

La historia viajó de vuelta con él a París. Sus hijos no podían creer lo que les contaba ahora su padre. Pero le admitieron de lleno en sus juegos de almohadas.

Esta semana te cuento

  • "Funnes el memorioso" J. Borges
  • "El barco de los adioses" P. Neruda
  • "Alegría del cronocopio" J. Cortazar
  • "Splassshf " Quim Monzó
  • "Fábulas de la oveja negra" Augusto Monterroso

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