El tarro del tiempo

Esta noche después de una dura jornada de trabajo me he encontrado una caja de grandes dimensiones encima de la mesilla. Estaba junto a la pila de libros que nunca puedo leer. Al abrirla cincuenta botes de cristal vacíos se asomaron al fondo de mis ojos. Una nota manuscrita lo explicaba todo. Era mi padre. Acaba de embotar parte de su tiempo libre. Esos tarros de cristal me permitirían saborear la vida. Esa misma noche abrí uno de ellos, aspiré profundamente y, tras cerrar los ojos unos segundos, comencé a leer el primero de los libros, uno de relatos, el título del primero: "El tarro del tiempo".

El mando de la tele

Delante del televisor es cuando noto como el tiempo encoge. Cojo el mando, me reclino, enciendo el aparato y dejo que otros tomen las riendas de mi vida. Hoy, un documental del Caribe. Mis pensamientos ahogan la suciedad en un mar de espuma y emoción. El sueño me abraza. Nado por el aire. Un pez de colores se cruza. Tras él, una sirena. Quieren jugar conmigo. Un golpe seco me despierta. ¿Dónde estoy? Miro a través de la ventana cuadrada de cristal. Al otro lado, mi sofá. Quizás el tiempo ha encogido demasiado. Quizás ya no eche tanto de menos el mando para cambiar de vida.

EL TELEVISOR QUE DECIDIO CONVERTIRSE EN GUIONISTA DE TV

No se conformaba con el centro de las miradas de la familia Williams y un buen día, el viejo televisor Thompson de 1975, decidió ir más allá.

Conocía bien los entresijos del negocio de la televisión. Tenía muchas millas de vuelo emitiendo películas, telefilms, series de todos los géneros, concursos, experimentos sociológicos o documentales de todo tipo. ¿Por qué no podría convertirse en un exitoso guionista de tv?

El automatismo de su actividad le aburría y aprovechaba su tiempo para analizar las historias que proyectaba. Con dos arrobas y mucho esfuerzo, se convirtió en un experto en definir el narrador ideal para cada tipo de guión, las técnicas de distanciamiento, el hilo blanco y el hilo negro con los que trenzar historias sorprendentes, el clímax… Era algo innato para él.

Encontró padrino, algo indispensable si se quiere llegar lejos. Sus historias triunfaban en las mejores productoras, con gran éxito de taquilla. Después, llegaron las series de televisión. Alcanzaron cuotas de pantalla históricas para la BBC. Sus obras lanzaron a la más absoluta fama a las jóvenes estrellas del momento, actores y directores. Elevaron a la categoría de leyenda a algunos de los grandes mitos de Hollywood.

Pero no todo eran días de vino y rosas. Thompson empezó a sentirse eclipsado por las estrellas a las que había proyectado. Como es habitual en el mundo del celuloide casi nadie recuerda el nombre de los guionistas. Ya no era el centro de las miradas de nadie. La autorrealización estaba más lejos que nunca. Estrés, depresión, alcoholismo. El principio del fin.

Decidió poner el punto y final. Volver a ser un televisor destinado a pasar las pelis y las series de otros. Así volvería a ser el centro de las miradas de sus más adorables fieles: la familia Williams.

El tiempo encoge

Es justo a la hora de entrar en la lavandería cuando noto cómo el tiempo encoge. Una silla de madera, asoma sus tristes ojos. Es la encargada de soportar mis pensamientos. Siempre es la misma rutina. Introduzco la ropa. Inserto los 25 peniques y a esperar. Reclino la silla y concentro la mirada en la lavadora. Me apoyo en la pared. El tambor me hipnotiza con sus espirales de notas monocolor. Mientras tanto, mis ropas ahogan la suciedad en un mar de espuma y emoción. Las oigo canturrear una melodía.

Sin darme cuenta el sueño me inunda por completo. Me siento mejor que nunca. Nadando por el aire. Sobrevolando el espacio. De repente, un pantalón se cruza en mi camino. Tras él una camisa. Cuatro pares de calcetines de algodón de rombos, mis calzoncillos de los sábados. Se acercan, quieren jugar conmigo. Nos revolcamos en un río de felicidad. Comenzamos a dar vueltas. El mundo gira su mirada ante nosotros.

Un golpe seco me despierta. Una fuerte corriente de aire me levanta. Comienzo a dar vueltas. La ropa revolotea por todos lados ¿Al final, me pregunto dónde estoy? Miro a través de la ventana ovalada de cristal. Quizás el tiempo ha encogido demasiado. Quizás el tiempo me aleje de mi reflejo desdibujado.

Ahora, lo único que siento es el tacto de jabón de la pompa de felicidad que me rodea.

Manos NOTAMBULAS

Sus manos noctámbulas deambulan sobre la arena mojada. Buscan una ola que refresque su recuerdo. Buscan palabras de espuma que alegren su sonrisa derrotada. Hoy, lunes roto de horizontes desenfocados, sus manos se resquebrajan con la melodía desafinada de sus lágrimas.

Hoy me he levantado con el pie izquierdo

Hoy mi pie derecho ha decidido quedarse en la cama. Anoche discutió con el izquierdo. El derecho no recibió de buen grado las protestas del izquierdo por su liderazgo intransigente y el ritmo tan marcial que imprime a cada paso. Le ha declarado la guerra al de izquierdas.

Como mediador y primer afectado del conflicto he hablado cara a cara con los dos. No he conseguido acercar las posturas. Definitivamente, hoy me he levantado con el pie izquierdo.

Graham bell y Einstein dos grandes fiascos

El famoso Graham Bell ha resultado al final ser un invento del teléfono. Recientes estudios también descubren una nueva verdad: la teoría de la relatividad ha sido quien realmente ha descubierto a Albert Einstein y no al revés.

El abejorro don Juan

El abejorro Juan llegó presuroso y muy nervioso a su cita con un hermoso ramo de rosas para la rosa.

Hoy vuelvo a ser yo

Hoy a las nueve de la mañana he vuelto a tomar las riendas de mi vida. Tras unos días de ausencia, vuelvo como actor principal. Dejo de ser el secundario amargado. Si te estás preguntando por cómo lo he conseguido, es bien sencillo. Simplemente me he parado a escuchar mi respiración.

Dead or alive

Esta noche he soñado que estaba muerto. Del susto me he despertado alarmado y al incorporarme rápidamente ¡zas!, mi cabeza se ha dado un golpe de muerte contra el techo. Me he caído mareado. Ha resultado que el techo no es otra cosa que la tapa de la caja de madera en la que estaba descansando.

El ejercito de plastilina

Los rumores se han confirmado hoy. No es fruto de la imaginación de nadie. Un bravo ejército multicolor de conejos de plastilina vela por la seguridad del nuevo world trade center. Intentarán combatir el posible ataque en blanco y negro de los zorros del desierto anunciado por ALADEDA. Bravo.

Mendigos de amor

Tengo más sueño que el hambre de tu vagabundo recuerdo. Recorre mis noches pidiendo una limosna para seguir alimentando mis fantasias. Hoy no continuará acrecentando las cicatrices de mi memoria. He decidido que los lunes tendrá que dormir el mendigo del amor.

El pescador de agua

El agua se le escurría entre sus redes. Los aparejos más complicados no podían solucionarlo. El río seguía inmutable, estanco y burlón. El agua transitaba indiferente, surcando libre entre sus dedos.
Los años pasaban y la vida del pescador de agua se desvanecía. Fluía entre sus dedos intentando dar con la forma de pescar agua.

Homenaje ANONIMO

Los seres humanos quieren siempre lo contrario de lo que anhelaron. Prisa por crecer y después suspiran por la infancia perdida. Se dejan la salud por tener dinero y luego se dejan el dinero para tener salud. Piensan con tal ansiedad en el futuro que descuidan el presente y así no viven ni el futuro ni el presente. Viven como si jamas fuesen a morir y mueren como si jamas hubiesen vivido.

La ausencia de mi esencia

Hoy he salido de casa con prisas. Estaba preocupado buscando mi esencia. Tan rápido he salido que mi sombra no ha podido seguir mis pasos. De vuelta la he encontrado empotrada en la puerta. Herida por mis prisas. Ahora, es el centro de mis atenciones. La he cogido en brazos y la he acostado en mi cama. Le he dado un beso y me ha sonreido. Esta noche mi sombra y yo nos fundiremos en un fuerte abrazo.

La mujer de los ojos grandes y las tetas azules

La ley de la gravedad no es tan estricta. Lo comprobé ayer. Mi cuerpo comenzó a levitar cuando la mujer de los ojos grandes y las tetas azules me regaló su sonrisa. Agradecido, recogí sus labios envueltos en papel celofan y lazo rojo y salí volando. Tendríais que haber visto mi cara besando esa boca, tendríais que haber visto su cara sin labios con los que sellar esta historia.

¿Quedamos en mi sueño?

Tan grande es la idea que me he hecho de ti que no hay espacio para quedar contigo en mi mente. He decidido quedar contigo en mis sueños. Ocurrió esta noche. Fatal encuentro, y no ha sido por falta de espacio. La ensoñación ha terminado por agigantar tu figura. Ahora lo que me pasa es que no puedo dormir de tanto pensar en ti.

El agujero de las palabras

Casi todo el mundo tiene ese espartano saco de la memoria de una pieza. Yo lo tengo dividido en dos. Un compartimento para las buenas cosas que me pasan y otro para las malas. La única diferencia entre uno y otro es el pequeño agujero del segundo.

LOS RELATOS DE LUNES DURAN 20" (I)

Las gotas de un micro-relato recorren ahora presurosas la textura de mis dedos. Resbalan en su tramo final para estrellarse en su destino. Desguazan con su sangre la inmutable virginidad de este blanco espacio.

CARTA ANONIMA

Contigo. Abrazada a tus pies. A veces difuminada, a veces templada, a veces de arena, a veces de cemento. Aunque no me veas, sigo existiendo. Oculta en tus deseos. Escondida en la luna. Agazapada en la noche. Me recojo tibia, esperando la luz de un nuevo día. Me descubro templada. Si caminas, camino. Si te detienes, me detengo.

Porque quien tiene luz tiene sombra.

SUEÑOS SIAMESES

Cada vez que entrecerramos nuestros ojos, divisamos esa línea verde que supera el horizonte. Una hebra que hilvana nuestro pensamiento a la sombra de nuestros párpados. Un hilo que dando la vuelta nos hace entrar en un jardín púrpura de juegos. Yo te abrazo y suspiro. Y es entonces cuando nos arremolinamos y el día se escurre entre nuestros sueños siameses.

INSTRUCCIONES PARA VOLVER A LA INFANCIA (II)

Cuentan los pocos escritos de la época de las migraciones al Hemisferio Sur, que existe una fórmula para volver a la infancia. Cuentan los más sabios del lugar que todo empezó en 1783, con aquel viajante parisino que completaba la ruta del Marfil año tras año.

Un buen día después de afeitarse en el hotel de Namibia en el que siempre se hospedaba, al destapar el tapón del lavabo observó como el agua desparecía en un remolino de manera distinta a la habitual. Repitió el experimento una y otra vez. El agua giraba en contra de las agujas del reloj. Consultó la hora y vio como sus agujas también iban hacia atrás. La melodía también había cambiado, ya no era un tic toc. Ahora era un toc tic. Era una señal.

Ansioso por el devenir de los hechos se miró en el espejo. Algo insólito le ocurría. Le empezó a crecer el pelo, desaparecer la barriga. Se puso a chapotear con el agua. Llamó a la recepción para que le subiesen treinta tartas de chocolate y nata. Se puso a saltar en la cama y a hacer una guerra de almohadas contra la escultura que le miraba asombrada. Antes de que el chico le subiese su goloso encargo cayó rendido en la cama. Tenía sueño. Estaba muy cansado. De pronto empezó a llorar. Echaba muchísimo de menos a su mamá.

La historia viajó de vuelta con él a París. Sus hijos no podían creer lo que les contaba ahora su padre. Pero le admitieron de lleno en sus juegos de almohadas.

LA PLUMA QUE NO PODIA DEJAR DE BEBER

Érase dos veces un borracho.

MENDIGOS DE AMOR

Tengo más sueño que el hambre de tu vagabundo recuerdo. Recorre mis noches pidiendo una limosna para seguir despierto. Comprensibles en un tiempo, no continuarán alimentado las cicatrices de mi memoria. Los lunes duermen mendigos de amor.

GIRASOLES DE LUNA

La noche se recogía tibia, al calor de las hogueras, al crepitar de las conversaciones. La oscuridad se cernía sobre mí pausadamente alejándome paso a paso de la ciudad.

Recuerdo nítidamente la fecha, 22 de agosto de hace dos años y el firmamento insistía en descubrírse cuajado de girasoles refulgentes. Flores esplendorosas girando alrededor de los dictados de luna. Aullaban cánticos de tristeza. Alaridos quejosos que mordían el viento, que lo ahuyentaban para procurar un mejor abrigo a mis pensamientos. Todas a coro rogando y apareció ella. Majestuosa, con su traje de cola, hipnótica y serpenteante. Apareció fugazmente de la nada. Se paró y me clavó su mirada. Penetrante. Rápidamente trabó amistad con la descarnada melodía que emborrachaba mis adentros. Como un padre ante las primeras palabras de un hijo, paladeó gustosamente la canción trenzada con los acordes incluidos en mis tres primeros deseos.

Mi yo adulto no creía en estrellas, tampoco en deseos. Aún así, le pedí una cosa.

Hoy es el día que mis pensamientos aletean en torno a ese encuentro. Hoy es el día en el que el primer deseo me ha sido concedido. Hoy creo en su existencia. Hoy creo en aquella estrella. Le dije que me gustaría volver a verla. De forma natural, sin tener que buscarla. Hoy la he visto, me ha guiñado un ojo, me ha susurrado su mirada, se ha cruzado de nuevo en mi vereda, por fin, me ha dejado acariciarla. Hoy de nuevo baten mis alas de impaciencia.

HERIDAS DE MUERTE LAS PALABRAS

Siento esta noche heridas de muerte las palabras. Siento esta noche desguazadas las vocales. Siento cómo avanzan por el sendero de la desesperación, los ríos de tinta. Siento sus gritos, su horror. Siento el susurro de su hálito de voz mordiendo al viento. Siento su furia al estrellarse en el averno. Siento las cicatrices en el alma de este folio que llora por sus antiguas compañeras. Siento cercana la existencia de un punto y final. Siento como se desnuda clandestina la muerte, sexy, hipnótica… Siento como el peso de lo sucedido empuja hacia mis adentros al escritor que hubo en mí. Siento que ya mis palabras no sienten y que no tiene sentido seguir escribiendo. Siento que no siento.

DE MAYOR QUERIA SER EXTRANJERA

Nació con un anhelo, de mayor quería ser extranjera. Ser una gran desconocida para muchos y pasar desapercibida a los ojos del resto.

En situaciones como la de aquella noche es cuando le visitaba de nuevo esa idea. Allí estaban. Todos concentrados en el regalo que descansaba solemne junto al resto de herencias del Dr Nuñez. La familia al completo, amigos y no tan amigos esperaban ansiosos clavándole su mirada. Eran las dos de la mañana y la lluvia golpeaba fuerte en sus emociones.

Elena la eterna adolescente, la viajera incombustible no se contenía de emoción. El batir de alas de su impaciencia se intensificaba por minutos.
Justo en el momento en el que se dispone a abrir el regalo sucede.

Tira del lazo y comienza a deshacerse su figura. A deshilacharse. Poco a poco. Primero los pies, pantorrillas, rodillas. Asustada se detuvo justo en el momento en el que los últimos dobleces del papel se descubrían. Cuando sus caderas se escurrían y se confundían con los restos del papel de regalo. Por mucho que intentara detenerse no podía. Sus manos avanzaban desenredando el lazo haciendo caso omiso a sus órdenes.

Poco lazo quedaba por desenredar y poco era lo que quedaba de Elena. Desmadejada casi por entera tuvo aún tiempo para contemplar perpleja lo que contenía su regalo.

Una nota manuscrita de su abuelo y decía así:

Ya eres mayor mi querida nieta. Quería que en este día tu gran anhelo se viese cumplido. No podría perdonarme el abandonarte, realizar este viaje sin ti, a ese mundo extranjero del que tanto habíamos hablado.

Esta semana te cuento

  • "Funnes el memorioso" J. Borges
  • "El barco de los adioses" P. Neruda
  • "Alegría del cronocopio" J. Cortazar
  • "Splassshf " Quim Monzó
  • "Fábulas de la oveja negra" Augusto Monterroso

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