Migas dormidas

Y las migas caminaron hacia pulgarcito para acabar comiéndoselo. Fin.

Ñam

Y las migas caminaron hacia pulgarcito para acabar comiéndoselo. Fin.

Litros de hambre

El grifo abierto hasta desgastarnos. Nos bebimos hasta la última gota de nosotros. Litros de hambre de ti. Fin.

Adiós, Adiós.

Desde que murió Victoria, Juan siguió llamando a su móvil cada día. A la misma hora. Con la vaga esperanza de que le contestaría. Al de 25 tonos siempre colgaba. Y así pasaron los años. Y los días. Y los segundos se encogían. Se convirtió en un hábito. Tenía preparado todo lo que le quería decir y no le había dicho en vida. Se lamentaba profundamente de no haberlo hecho nunca. De no decirle que la quería. De no decirle cuánto la echaba de menos cada vez que se iba de viaje. Un buen día Victoria cogió la llamada. No supo qué decirle.

El hombre que vivía en un botijo

El hombre que vivía en un botijo decidió convertirse en agua. Para salir de aquel botijo. Para salir de la mujer de agua. Cortaron su cordón umbilical de agua. El botijo volvió a ser una botella.

Página 111

Ahora el libro para a charlar con su autor. Como de costumbre. Se encuentra en la página 111. Siempre se esperan en la misma página. A partir de ahí el libro es puro diálogo de tinta.

De piedra

La piedra tropezó en su cara carrera con aquel pie. Le pidió perdón. El caminate se quedó de piedra.

Esta semana te cuento

  • "Funnes el memorioso" J. Borges
  • "El barco de los adioses" P. Neruda
  • "Alegría del cronocopio" J. Cortazar
  • "Splassshf " Quim Monzó
  • "Fábulas de la oveja negra" Augusto Monterroso

Contribuyentes