Allá en lo más alto, acumulando pátinas de polvo en el desván de mi memoria, inspirados entre vapores de naftalina, hoy insisten en salir a morder la luz. Son mis relatos.
Espejo infiel
Todos los espejos eran iguales menos el mío. En todos podía ver mi imagen sumisa excepto aquel adoptado. Me asomaba al fondo de su ojos pero no me veía. Comencé a preocuparme. Lo lleve al médico. Mi espejo se había quedado ciego.
Viaje al pasado
Llevo de viaje exactamente 33 años, 9 meses, 29 días, 16 horas, 31 minutos y 24, 25, 26 segundos.
La cara en la nuca
Menos mal que tengo la cara en la nuca. Mi rostro da que hablar a la gente. Pero éstos se quedan mudos al pasar. Ya no pueden cuchichear a mis espaldas.
Lectura de libros (Literal)
Mientras dormía he notado como los libros acumulados en mi mesilla se intercambiaban historias. Se leían unos a otros. "Corazón tan blanco" fue leído por " "Los hombres que no aman a las mujeres" y el primero se deleitó con " Los mares del Sur". Todo con el máximo sigilo, para no despertarme. Ellos sabe que si me desvelan caerán rendidos de sueño entre las caricias de mis manos.
La vuelta al mundo en 80 minutos.
Acabo de terminar las maletas. Comienzo un largo viaje alrededor de mi habitación, me llevará unos ochenta minutos.
El hombre que murió dos veces
Es la única persona que yo conozca que le enterraron dos veces. En dos ataudes diferentes iba el mismo cuerpo. Uno por la vida que vivió. El otro por la vida que no vivió.
Sólo es un sueño
Soñó que era un dibujo animado. Al despertar no sabía si era un hombre que había soñado ser un dibujo animado o un dibujo animado que había soñado ser un hombre.
El último adiós
Soñé que estaba muerto. Menos mal que el ruido de los rezos y las paladas de tierra golpeando en la madera me despertaron de esa horrible pesadilla.
Va de tazas
Todas las noches dejo una taza bocabajo en mi mesilla. Al despertarme le vuelvo a dar la vuelta. Para sorber las mieles de un nuevo día.
El vaso del tiempo
El río de la vida hay que llenarlo de pequeños momentos. Taza a taza. Vaso a vaso. Sorbo a sorbo.
Al mando
Hoy he descubierto que gracias al mando de mi tele soy Dios. Ahora, soy capaz de encender y apagar las teles de todo el vecindario. Creo que me voy a la cama. Estoy cansado de ver tanta tele.
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1. Al levantarte cada día tienes dos opciones:
a. Levantarte de buen humor.
b. Dar gracias y vivir de forma positiva.
2. De lo que portas lo más importante es tu expresión.
3. La peor mentira es cuando te engañas a ti mismo.
4. Si te falta coraje para empezar ya has acabado.
5. Una cosa que no puedes reciclar es el tiempo perdido.
El dueño del tiempo
El tiempo sigue doblando las esquinas. Haciendo caso omiso a mis ruegos y limosnas. Creo que a veces no nos damos cuenta de lo ricos que somos.
comparto piso de 14,5 cm2
Algunos ya lo hacéis desde hace algo más de un año. Si tú eres un primerizo y quieres compartir mil y una historias te ofrezco morada en el ala derecha de este pequeño ático. Un hueco en la habitación donde descansa la creatividad, la intuición y la holística. No se cobra renta alguna. Lo único que te voy a pedir es que mantengas las luces siempre encendidas. No son muchos los centímetros pero crepitarán en su interior grandes micro historias.
Interesados, la puerta está abierta.
El boli de los huevos de oro

Un buen día decidí probar aquel boli obeso del que tantos escritores me habían hablado. Tenía la capacidad de devorar el espacio en blanco. Parecía hospedar un escritor en sus entrañas. Lo único que necesitaba era un papel y alguien con ganas de escribir. De él salían los cuentos más bellos y originales.
Yo nunca había tenido éxito como cuentista. Aquello era un manantial creativo sin fin. Empezaron a galardonar mis escritos. El ego y la ambición pudieron conmigo. Decidí exprimir al máximo e intentarlo con una novela. Acabamos extenuados. En la página cien el bolígrafo obeso dijo basta. Tornó su tinta negra en roja, se derramó por toda la página. Se oyó un suspiro desde su interior. Acerque mi oído al boli y entre aplausos de vidrios rotos puede escuchar, yo no soy Cortazar.
Mi vieja almohada
Aquella vieja almohada parecía haber enfermado. No daba respuesta a mis consultas. Desde que mi mujer me había abandonado era mi única confidente. Era la que aguantaba el peso de mis pensamientos. La que soportaba mis largas noches en vela. Mi depresión no me dejaba ver lo que realmente ocurría. La llevé al doctor Mabe. Le consulte el por qué de su silencio. Pensaba que si mi almohada ahora ya no me contestaba era porque tenía un problema de oído. Tras examinarla exhaustivamente el doctor me comentó que la almohada escuchaba muy bien. Que el problema era otro. Lo que le pasaba era que había caído en una gran depresión. Cambié de almohada para aliviar mis males. Pero seguía sin dormir. Ahora, era esa almohadita deprimida la que me quitaba el sueño.
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Esta semana te cuento
- "Funnes el memorioso" J. Borges
- "El barco de los adioses" P. Neruda
- "Alegría del cronocopio" J. Cortazar
- "Splassshf " Quim Monzó
- "Fábulas de la oveja negra" Augusto Monterroso